jueves, 31 de diciembre de 2009

"No - Relación Sexual" - Por Laure Naveau

“¿Está usted seguro de amar?” Tal era la pregunta planteada por
Psychologies magazine en su número de octubre de 2008 consagrado al
amor. En su respuesta, J.-A.Miller descifra a la letra el aforismo de Lacan
según el cual “no hay relación sexual (…) que pueda ponerse por escrito”
1, y logra la hazaña de hacerlo legible al gran público. He aquí lo
esencial: “Entre tal hombre y talmujer, nada está escrito por anticipado,
no hay brújula, no hay relación preestablecida. Su encuentro no está programado
como el del espermatozoide con el óvulo, tampoco tiene nada
que ver con los genes. Los hombres y las mujeres hablan, viven en un
mundo de discurso, es eso lo que es determinante”. La entrevista concluye
con estas simples proposiciones: “El diálogo de un sexo con el otro
es imposible (…) Los enamorados están de hecho condenados a aprender
indefinidamente la lengua del otro, a tientas, buscando las claves,
siempre revocables. El amor es un laberinto de malentendidos cuya salida
no existe”.2
En 2007, J.-A. Miller nos proponía releer la geometría lacaniana de la
relación sexual a partir de Joyce, quien decía de sumujer que le iba como
un guante3. El escritor describía así una adecuación especial, sintomática,
de su esposa con relación a él. Se deduce de esta observación que
Joyce subvirtió la inadecuación propia a la relación entre los sexos de la
misma manera que subvirtió la relación con la lengua, haciendo de su
mujer su sinthome.
El año siguiente, comentando de nuevo la imposibilidad de escribir
la relación sexual, J.-A.Miller puso de relieve las fórmulas lógicas de la
sexuación que intentan escribir hay del goce sexual con el cuantificador
existe4 –el mismo que subraya la relación posible del sujeto con el falo y
su relación verdadera con el goce. Pero existe revela al mismo tiempo la
soledad del sujeto bajo las especies de la no relación con el partenaire se-
xual. Evoquemos aquí la proposición paradójica de Lacan concerniente
a la sexualidad femenina, donde pone el acento en la soledad como partenaire
de lamujer: “(…) quiere ser reconocida como la única por la otra
parte: harto ahí lo saben. Pero es también donde se capta lo que hay allí
que aprender, a saber, que así se la satisficiera en la exigencia del amor,
el goce que se tiene de una mujer la divide, convirtiendo su soledad en
su pareja, mientras que la unión queda en el umbral”.5
Lacan, a lo largo de toda su enseñanza, se consagró a reformular en
los términos lógicos de una no-relación la revelación freudiana de la castración,
al punto de hacerla el verdadero secreto de la experiencia analítica.
Su invención del dispositivo del pase permite que este real pueda
ser testimoniado y lamanera en que el analizante se desembrolló de eso,
incluso lo suplió, con el amor, con el fantasma –que puede escribirse– o
con el síntoma, así como el modo según el cual, al final de su análisis,
franquea este impasse y asume el acto que lo hace devenir analista.
En su seminario La angustia, Lacan subraya que “(…) el goce del
hombre y el de la mujer no se conjugan (…)”.6 Si Freud no formula,
como tal, la imposibilidad de la relación sexual, Lacan sostiene sin embargo
que está escrito por todas partes en su obra: “Basta leerlo”, dice7.
Recuerda igualmente cómo lamención especial de unamaldición sobre
el sexo, enunciada por Freud en “El malestar en la cultura”, ha contribuido
al escándalo del psicoanálisis8.
Pero Lacan es radical en este punto: aunque se inspira en el discurso
de la histérica, el discurso analítico es el único que formaliza que se
puede hablar de amor para decir que eso no va. No hay armonía posible,
la relación sexual hace agujero en lo real para el ser hablante, porque
es una relación que no puede escribirse ni leerse. Solo está hecha
del semblante que hay entre los sexos, que también es llamado a la invención
y llamado a lo que puede escribirse, como la poesía. Si no hay
pues fórmulamatemática concebible para escribir la relación sexual, hay
sin embargo en la lengua fórmulas románticas, como “estaba escrito” o
“era fatal”, para intentar cifrar lo que surge de la contingencia. Para
acentuar la dimensión de semblante, de mascarada, de alarde sexual,
Lacan dirá inclusive que “(…) una mujer no tiene testimonio de su inserción
en la ley (fálica), de lo que suple a la relación, más que por el
deseo del hombre”.9
De ahí su invitación dirigida a los analistas a una “ascesis de la escritura”
y a su erosión, dejando rastros que puedan leerse pero, demostrando
también que es imposible escribir la relación sexual. De ahí
también su evocación acerca del sentido de lo cómico, que “no va sin el
saber de la no-relación que está (…) en el golpe del sexo”, y que podría
permitir al discurso analítico prometer introducir lo nuevo en el amor10.
Haber superado el horror ligado al hecho de que no hay relación sexual,
saber que hay ese agujero y que el amor lo suple, puede, en efecto,
tener consecuencias, como la de hacer al amor más digno que la palabrería
que continuamente se produce para el cameleo sexual. Un decir
a medias de la verdad entonces, “(…) la que se evidencia por cuidarse
de llegar hasta la confesión que sería lo peor (…)”11, no se puede decir
todo. Este saber sobre lo imposible cava su lugar al régimen de la contingencia,
a lo que cesa de no escribirse, que Lacan situaba precisamente
como el horizonte verdadero del discurso analítico.

TRADUCCIÓN: MARITA HAMANN

1 LACAN, J., “Nota italiana”, Revista Uno por Uno N° 17, Bs.As., Eolia, 1991, pp.
16 a 19.
2 MILLER, J.-A., “La psychanalyse enseigne-t-elle quelque chose sur l’amour?”, Psychologies
magazine N° 278, octobre 2008, pp. 116-120.
3 MILLER, J.-A., Curso de la Orientación Lacaniana, 17/1/07, inédito.
4 MILLER, J.-A., Curso de la Orientación Lacaniana, 30/1/08, inédito.
5 LACAN, J., “El atolondrado, el atolondradicho o las vueltas dichas”, Escansión
N° 1, Bs. As., Paidós, 1984, p. 37.
6 LACAN, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Bs. As., Paidós, 2006, p. 287.
7 LACAN, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Bs.
As., Paidós, 2009, p. 91.
8 LACAN, J., “Televisión”, Psicoanálisis. Radiofonía y Televisión, Anagrama, Barcelona,
1977, p. 116.
9 LACAN, J.: El Seminario, Libro 18, De un discurso…, op. cit., p. 65.
10 LACAN, J., “Televisión”, op. cit., p. 114.
11 LACAN, J.: El Seminario, Libro 20, Aun, Bs. As., Paidós, 1992, p.113.

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