sábado, 20 de marzo de 2010

Sección Cine: Acerca de Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton


Tim Burton modelo 2010: ¿Director de cine o fotógrafo genial?

Lic. Matías Pirilli.

Resulta oportuno comenzar este comentario recordando aquél pequeño cuento en el que Jodorowsky proponía, “cortar las amarras para poder atarse a las cosas”. Este artículo transitará por el camino de los ideales –o de las convicciones cinéfilas- acercándose al estudio de una película haciéndolo fuera de la óptica del “Sentido psicoanalítico” (o “Sinsentido psicoanalítico”), aquel que se ha cristalizado en los actuales intelectuales para acercarse al estudio de un film.

Aquí se opinará desde un marco determinado, el del Cine, así, con mayúscula, tomando para ello como excusa el reciente estreno en la Argentina de “Alicia en el país de las maravillas”.

En la “modernidad” (para diferenciarlo del período “clásico”, que podría ubicarse anterior a los años ´60) predominaron dos modos de filmar películas (con varias notables excepciones, por suerte), aquellas que cuentan una historia, fundizando los tiempos muertos de un film (ese cine que “habla de la nada” como dicen algunos como si fuera un mérito) y aquel otro artificioso, lleno de efectos especiales o en casos, de pretendida –o pretenciosa- búsqueda formal y absolutamente vacío en contenido.

El primero se encuentra cercano a la parte estrictamente técnica del llamado cinematógrafo, es decir el captar y eternizar figuras. Bien se podría llamar a esto teatro filmado o fotografía con movimiento. El segundo queda del lado de la fotografía y de la pintura.

Por lo tanto: que imágenes ensambladas en el tiempo aparezcan en una pantalla no transforma a la cosa en cine.

Se considera que los auténticos directores son aquellos que han sabido encontrar el punto justo entre ambos modos, es decir, saber narrar con imágenes apoyados en guiones que acompañen firmemente tal cometido. Algunos de ellos: Quentin Tarantino, Brian De Palma –con sus traspiés-, Francis Ford Coppola, Sergio Leone, Night Shyamalan y Roman Polanski. Sin olvidar al auténtico maestro: Alfred Hitchcock.

Tim Burton cuenta con una gran destreza en el armado de la puesta en escena. El director de “Batman” es hábil en embellecer todo un encuadre con peculiar y notable imaginación. Dibujante en sus primeros pasos profesionales, Burton es un gran creador de personajes (las casas de alquiler de disfraces le agradecen cada nueva película) y de escenarios. Pero, ¿Lo convierte esto en un gran director de cine?

Es indudable que ha hecho grandes películas: “Ed Wood”, “Batman vuelve”, “El joven manos de tijeras” en donde su vertiente fílmica da un paso al frente dando cuenta que lo suyo es el séptimo arte –en el marco sostenido se invita a revisar “Ed Wood”, una gran película-. Pero lamentablemente Burton ha ido abandonando la influencia de Directores como Tod Browning o Roger Corman para volcarse del todo en su clara y reconocida influencia pictórica (¿expresionismo pop-gótico?). Es aquí en donde el Burton Director sale perdiendo drásticamente, acercándose a los expresionistas alemanes: Llamativa imagen pero poco Cine.

Así, una mañana Buenos Aires amaneció empapelada con los afiches de su nueva película. Había uno llamaba la atención especialmente, era de aquellos armados con varias láminas que terminan representando una gran escena. Estaban todos los personajes de su nuevo film sentados a la mesa del té. La foto es realmente buena: está la reina roja y la blanca, el sombrero –al que el aparato simbólico le falla y siempre es la 5 en su reloj, justamente la hora del té-, el conejo, Alicia y los demás. Despierta una real sensación de placer artístico al ver la imagen. Aunque tuve el presentimiento de que todo lo que el Burton podía mostrar en este momento de su carrera estaba allí, en una foto.

Al terminar de ver el film confirmé que no estuve errado.

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